La tartamudez en niños. Todo un desafío.
¿Qué es la tartamudez?
No es ninguna enfermedad o discapacidad, sin embargo si es un gran desafío para las personas que lo sufren por el alto grado de aislamiento que pueden llegar a sufrir. Aunque la sufren medio millón de españoles, a muchas personas no les queda claro en que consiste este tipo de trastorno.
La tartamudez, es conocida por muchos otros nombres: disfemia, espasmofemia o disfluencia, en definitiva es un trastorno que afecta a la fluidez del habla. Se caracteriza por interrupciones involuntarias del flujo de habla, repeticiones o prolongaciones de una palabra, consonante o vocal. A veces el niño no puede empezar a decir la palabra o frase que quiere, por lo que se suele evidenciar una clara tensión muscular en la cara y el cuello al tener que hacer un esfuerzo para hablar.
Con bastante frecuencia los padres acuden a consulta con dudas como: "mi hijo se atasca o se engancha al hablar", "mi hijo ha comenzado a tartamudear de repente" o "¿mi hijo es tartamudo?", ¿por qué tartamudea?
Es importante dejar claro que alrededor de un 5% de los niños entre edades de 2 y 5 años experimentan alguna disfluencia pero que acaba remitiendo en el 80% de los casos. Sin embargo, en otros casos se puede prolongar hasta la edad escolar o adulta. Por ello es importante acudir a un especialista para realizar una consulta en lugar de esperar a ver como se desarrolla el habla de nuestro hijo. El logopeda nos ayudará a diferenciar si se trata de disfluencias normales o del inicio de una tartamudez real. A partir de aquí se llevará a cabo un tipo de intervención u otro y nos dirá si es necesario llevar a cabo intervención directa con el niño o hacerlo mediante pautas orientativas a los padres y maestros.
¿Por qué se produce la tartamudez en niños?
Las causas de la tartamudez aun no se han encontrado, sin embargo se sabe que guarda relación con la genética y que no se debe a ningún tipo de enfermedad o lesión cerebral. Por lo tanto, un niño tendrá mayor predisposición al tartamudeo si tiene un pariente en su familia que tartamudee. Tampoco está asociada a la ansiedad o a un carácter nervioso, sin embargo, si que en aquellos que la poseen genera ansiedad debido al miedo a enfrentarse a situaciones sociales o a determinadas situaciones. El estrés emocional, aunque no es una causa, afecta también a la fluidez del habla por lo que aquí cobra especial relevancia la actitud de los padres hacia el problema de su hijo ya que le puede influir negativamente en su evolución.
¿Qué hacer si mi hijo ha empezado a tartamudear?
En primer lugar, es recomendable observar el habla del niño unos días e ir tomando nota del tipo de disfluencias que tiene. En general, de los que nos debemos preocupar son de las siguientes:
- Alarga sonidos durante varios segundos: “Eeeeeeese niño” o “Ddddddddddámelo ya”.
- Repite mas de dos o tres veces el sonido: “P…p…p…p…papá” o “s…s…s…s…si quiero”
- Repeticiones de sílabas:“co...co...co...coche” o “mi…mi…mi…mío”
- Repeticiones de palabras cortas “pero… pero… pero… pero dámelo”
- Bloqueos en el flujo de habla: atasco.
- Silencios entre palabras: “¿Por qué .....(silencio, mientras mantiene la boca abierta) hace eso?”
- Existencia de movimientos asociados: tics oculares, muecas, esfuerzo...
- Tensión muscular al hablar.
- Habla muy rápido
- Evita ciertas situaciones que requieren que hable.
Aunque todas no se producen a la vez, si notamos la presencia de algunos de estos fallos en el habla de nuestro hijo o no nos queda claro si el niño tartamudea o no debemos acudir a un logopeda que evalúe su habla y nos oriente sobre el proceso que debemos seguir.
¿Cómo ayudo a mi hijo?
A continuación se exponen algunas ideas sobre que hacer para ayudar a su hijo con tartamudez. Es recomendable llevarlas a cabo poco a poco y con paciencia.
- Aprovechar cualquier momento para conversar con el, o dedicar unos minutos al día para favorecer su expresión sin nada que les interrumpa.
- No exigirle que hable de forma correcta ya que esto lo puede poner más nervioso y sería contraproducente.
- Dirigirse a él de una forma lenta y pausada para darle ejemplo, además debemos esperar unos segundos para responderle cuando termine de hablar para que vea que le dejamos tiempo. Así lograremos que su habla sea más fluida.
- Reducir las preguntas y utilizar un lenguaje claro y sencillo para que así sea más fácil seguir la conversación.
- Leerle cuentos para favorecer la conversación y además aprovechar para darle un ejemplo de habla fácil.
- No interrumpirle y evitar decirle que lo diga mas lento o que respire ya que provocaremos que se sienta más inseguro.
- Intentar que en la casa no haya un ritmo de vida estresante para crear un ambiente tranquilo.
- Mantener el contacto visual cuando estemos hablando con él, evitando mirar hacia otro lado si se produce un bloqueo. Cuando hay contacto ocular se transmite mayor confianza y tranquilidad.
- Cometer errores uno mismo al hablarle, para demostrarle que todos podemos cometer errores al hablar y que no ocurre nada.
- No ponerle en situaciones que requieran prisa para hablar ya que se producirán más bloqueos.
- Si se frustra o se enfada, ayudarle diciéndole que todo el mundo puede tener dificultades al hablar y que también otras muchas veces lo hace fluido.
¿Qué complicaciones puede tener?
En ocasiones si la tartamudez perdura en el tiempo en los niños y no es algo evolutivo que acompañe a su lenguaje puede desembocar en problemas psico-sociales. A veces los niños evitan comunicarse con los demás por miedo a que se rían de ellos, o incluso generar ansiedad ante diferentes situaciones comunicativas. Todo ello puede desencadenar en problemas de autoestima o poco éxito en el plano social o escolar.
En la actualidad existe tratamiento para la tartamudez, lo que nos da un buen pronóstico si la abordamos de forma temprana. Es importante evitar el "ya se le pasará" debido a que esto puede acarrear una mayor carga psicológica en el niño. Es habitual que en el 80% de los casos se produzca recuperación antes de los 16 años de edad. Pero en el caso en el que la tartamudez se convierta en crónica, no se curará, pero si que existe tratamiento para controlar esas disfluencias del habla.
Los estudios realizados hasta la fecha han demostrado que después del tratamiento de la tartamudez, ésta remite o disminuye a un grado muy leve y que las relaciones sociales de los niños tienden a mejorar después del tratamiento. En las consultas de logopedia se entrenará al niño para adquirir técnicas de control de habla y se enseñará a los padres a manejar el problema de la mejor forma posible.