Mi hijo de 2 años no habla.

¿Es normal que mi hijo no hable? 


El desarrollo de los hijos es una de las mayores preocupaciones entre los padres, sobre todo a nivel del lenguaje. Algunas de las preguntas más frecuentes son: ¿Cuándo empieza a hablar un bebé? ¿Es normal que todavía no hable? ¿Qué puedo hacer para que mi hijo hable? Además, este tema también suele despertar gran interés entre psicólogos y logopedas debido a la gran repercusión que tiene en el desarrollo cognitivo del niño y en la formación de su personalidad.

Para dar respuesta a todas estas dudas, primero tenemos que tener en cuenta que cada niño sigue su propio ritmo, tanto en la adquisición del lenguaje como en el resto de áreas. Todo depende de que su cerebro esté preparado biológicamente para empezar a desarrollar cada una. Entre los 3 y los 6 años, alrededor de un 15% de los niños presentan alteraciones del habla y del lenguaje y persistirán en un 2-3% de ellos. Sin embargo, sí que debemos tener en cuenta que es lo "normal" y que no lo es en el desarrollo del habla y del lenguaje de los niños ya que esto nos ayudará a saber si nuestro hijo necesita atención profesional.


El desarrollo del lenguaje, además de su función comunicativa, está muy relacionado con la madurez psicológica y fisiológica del niño, con el entorno sociocultural  y estímulos verbales recibidos en sus relaciones con los demás. Este desarrollo no termina cuando el niño alcanza la edad escolar o en la madurez, sino que se produce durante toda la vida. La capacidad comunicativa está en constante cambio a medida que vamos aprendiendo conceptos nuevos.


¿Cuándo empiezan a hablar los niños?


Alrededor de los 12 meses aparecen las primeras palabras. Puede llegar a alcanzar las 50 palabras entre las cuales expresan personas, animales, partes del cuerpo, comidas, juguetes u otros objetos de la casa. Es aquí cuando utiliza la palabra para expresar lo que quiere.


A los 18 meses su vocabulario empieza a aumentar significativamente de forma que llegan a tener entre 50 y 100 palabras. Por supuesto es imposible contar las palabras que dice un niño, pero estas pautas nos sirven para tener una orientación. A los 2 años ya habrán alcanzado alrededor de unas 500 palabras, lo cual les va a permitir empezar a construir frases de dos y tres elementos. Aparecen las primeras negaciones e interrogaciones. "no agua" "no pipí"...


Hacia los 3 años ya empiezan a hacer frases de tres palabras bien construidas y muchas preguntas ¿Por qué esto? ¿Por qué aquello? ¿Eso qué es...? etc. También toman conciencia de los turnos de palabra, es decir, algunos de los aspectos sociales de la conversación. 


A los 4 años ya se les entiende de una forma muy clara ya que son capaces de pronunciar todos los sonidos de las consonantes excepto la /z/ o la /r/ que pueden tardar un poco más. Todas las personas que le rodean lo entienden y es aquí cuando empiezan a relatar hechos o acontecimientos sencillos como por ejemplo "lo que ha pasado en el cole". Se adaptan a cualquier situación comunicativa muy fácilmente según sea niño, bebé o adulto su oyente.


Se acerca la etapa de los 5-6 años y será decisiva en el aprendizaje de la lectura y la escritura ya que su lenguaje va a influir directamente en su desarrollo escolar. Es de suma importancia tener en cuenta que la mayor parte del lenguaje se adquiere en estos primeros 6 años de vida debido a que el cerebro posee mayor plasticidad neuronal. En esta etapa los niños lo aprenden todo más fácilmente. 


Durante los 6 primeros años de vida, se forman conexiones neuronales entre las células del cerebro del niño a una velocidad mayor que en ningún otro momento de su vida.


Por este motivo si nuestro hijo no habla todavía y no ha alcanzado los hitos de los que hemos hablado al tiempo esperado es primordial una intervención temprana. Se ha demostrado que los niños que presentan retraso en las primeras adquisiciones lingüísticas constituyen un grupo de riesgo de padecer en un futuro problemas de lenguaje y aprendizaje.


Previamente a una intervención, debemos descartar un problema de audición ya que esta puede ser la causa principal que impida el desarrollo del lenguaje. 


Una vez descartado ante un otorrinolaringólogo un posible problema de audición, la atención y estimulación precoz del niño nos ahorrará problemas en un futuro ya que el pronóstico mejorará notablemente. Si por el contrario esperamos a que hable, a medida que el niño vaya creciendo,  le costará más aprender el lenguaje y por ende, las dificultades a las que se enfrentan la familia y el niño serán cada vez de mayor importancia, no solo en lo que a comunicación se refiere, sino en el ámbito social, emocional y educativo.


¿Cómo estimular a mi hijo en casa?


Para estimular el lenguaje de nuestro hijo en casa debemos hacerlo de forma divertida y en un ambiente relajado. La actitud de los padres van a interferir directamente en el desarrollo del lenguaje de su hijo ya que son su modelo más cercano y con quien pasan la mayor parte del tiempo. Algunos ejemplos con los que podemos ayudar al niño son:


- Contarle historias o leerle cuentos para que vayan escuchando los sonidos del habla y se acostumbren a ellos.


- Expresar en voz alta todo lo que estamos haciendo cuando estemos con el niño ya que así aprenderá por exposición al lenguaje e irá adquiriendo vocabulario poco a poco. Aprovechar momentos como el baño, la comida.. Ej.: - Ahora nos ponemos la camiseta, -corto el pan con el cuchillo...etc.


- Dar énfasis a las palabras de la vida cotidiana que no pronuncia. (Coche, silla, casa...)


- Dedicar un rato todos los días a jugar con ellos en casa siempre intentando hablar jugando.


- Hacerle preguntas sencillas mientras hacemos cualquier cosa para mantener su atención y motivarle. (¿Qué ha pasado?, ¿Esto cómo se hace?...)


- Cantarle canciones, nanas, jugar con ritmos e instrumentos...


- Intentar que pida lo que quiere antes de dárselo, ya que así favorecemos su intención comunicativa y que se esfuerce por usar el lenguaje.


- Cuando haya comenzado a hablar darle tiempo, no hablar o contestar por él y no meterle prisa.


- Es importante darle el ejemplo correcto con nuestra habla, es decir, no usar diminutivos o cambiar el nombre a las cosas. Por ejemplo: "Mira el perro" en lugar de decirle "Mira el guau" ya que es posible que se retrase la adquisición de las palabras.


- Evitar las correcciones. Debemos tener en cuenta que es normal que se equivoque ya que está aprendiendo. En su lugar ofrecerle el modelo correcto haciéndolo nosotros mismos sin decirle que lo repita de nuevo correctamente. Es aconsejable rectificar y extender lo que acaba de decir, repetirlo y mejorarlo diciendo la palabra correcta. "Niño: lo he rompío" "adulto: ohh...se ha roto, vamos a arreglarlo..." Es decir, el adulto debe darle el modelo correcto, de esta forma lo refuerza demostrando que lo ha comprendido y además le hace un comentario sobre la acción aportándole más conocimientos.


- Dirigirnos a ellos con frases cortas, claras y adaptadas a su edad.


- Reforzar todas las emisiones que realice con comentarios como "bien, bien", "de acuerdo"..., con palmaditas o dándole directamente lo que pida.


- Es importante adaptarse al nivel de los niños, para ello es recomendable exagerar las frases, entonarlas y prolongar las pausas para que tenga tiempo de adaptarse a nosotros.


- Ayudarle con gestos, para que le sea más fácil entender los que estamos diciendo.


Para terminar, aquí debajo os dejo una información muy práctica publicada por el Colegio de Logopedas de Andalucía, que nos ayudará a reconocer si nuestro hijo necesita un logopeda.


¡Feliz semana!



cuando acudir al logopeda